ABC

"Cuando cierro los ojos, regreso a casa" es una serie de pinturas que son justamente un viaje de vuelta. Es una forma de reencontrarme con mi hogar a través de recuerdos e historias vividas en Venezuela, mi tierra natal. Cada obra de esta serie es una puerta hacia mi mundo interior, una exploración de esos instantes que me marcaron y que siguen presentes en mi memoria.

Hoy quiero empezar a abrirme un poco y compartir una de las obras más queridas y personales de la serie, "ABC", y echarles el cuento sobre la historia que guarda.

Esta pintura habla sobre la imagen de hogar que construimos y llevamos con nosotros. Habla sobre la realidad frágil, a menudo complicada, de aquellos a quienes amamos. Es sobre cómo nos aferramos a nuestras versiones internalizadas de los demás, cómo los moldeamos en algo idealizado, algo que queremos proteger a toda costa. Pero la verdad es que esas versiones siempre son más complejas y frágiles que aquella versión que guardamos en nuestra memoria. Y aún así, nuestro niño interior haría cualquier cosa por protegerlas.

En esta obra, me represento a través de mi niña interior, quien se aferra desesperadamente a los recuerdos de su hogar, su familia y aquellos adultos que le guiaron. Está llena de imágenes que hablan de mis raíces: símbolos de mi cultura, mi identidad y las personas que me hicieron quien soy. La figura central en la pintura está inspirada en los Diablos Danzantes de Yare, una tradición  venezolana que celebra el triunfo del bien sobre el mal. Para mí, representa el querer proteger algo puro y preciado, algo que vale la pena mantener, incluso cuando todo a nuestro alrededor ha cambiado.

Esta pintura es profundamente personal, es un momento en el que mi niña interior lucha por conservar todo lo que dejó atrás, lo que ahora son en su mayoría recuerdos. Es la experiencia universal de intentar aferrarnos a lo que conocemos, aunque el tiempo y la distancia vayan desgastando esas cosas poco a poco. Habla de amor, de pérdida y del inquebrantable deseo de proteger las piezas más preciadas de nuestro pasado aunque ya no esten a nuestro alcance.

Gracias por leerme.

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“When I close my eyes, I go back home” is a series of paintings that are just that, my journey back home; where I dive deep into memories of my homeland, Venezuela. Each piece in this series is a doorway into my inner world, an exploration of those moments that shaped me and that remain vivid lingering in my mind

Today, I want to start opening up and share one of the most cherished and personal works in the series, “ABC,” along with the story it holds.

This painting speaks to the image of home that we build and carry with us. It delves into the fragile, often complicated reality of those we love. It’s about how we cling to our internalized versions of others, how we mold them into something idealized, something we want to protect at all costs. But the truth is, those versions are always more complex and fragile than the versions we store in our minds. And still, our inner child would do anything to protect them.

In this piece, I portray myself through my inner child, who clings desperately to memories of her home, her family and the adults who guided her. The work is filled with imagery that speaks to my roots: symbols of my culture, my identity and the people who made me who I am. The central figure in the painting is inspired by the Diablos Danzantes de Yare, a Venezuelan tradition that celebrates the triumph of good over evil. For me, it represents the desire to protect something pure and precious, something worth holding onto, even when everything around us has changed.

This painting is deeply personal. It’s a moment in which my inner child fights to preserve everything I left behind, which now mostly exists as memories. It captures the universal experience of trying to hold onto what we know, even as time and distance slowly erode those things. It speaks of love, of loss and of the unwavering desire to protect the most precious pieces of our past, even if it’s no longer within reach.

Thank you for reading.

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